• Novela presentada en la FILU
• Daniela Tarazona comentó acerca de su última obra es protagonizada por una heroína que resucita

Daniela Tarazona presentó su novela El beso de la liebre.

David Sandoval

Partiendo de la premisa de divertirse en la escritura, Daniela Tarazona redactó la novela El beso de la liebre, que narra las múltiples aventuras que Hipólita Thompson vive y sufre a partir de sus resurrecciones, explicó la autora en su presentación dentro de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU).

         Desde que comencé a escribir lo que quería era divertirme, afirmó, con la intención constante de ironizar la condición de todos los personajes del libro, como es el caso del dios que observa a la protagonista, que parte de una caricaturización de la mitología en general y –como todos los elementos de la novela– posee una condición de estar movido de su sitio conocido, atravesado por el tedio y su dominio sobre el mundo, que lo hace bastante burocrático.

Una de las motivaciones de la obra, dijo, era burlarse de la fatalidad, así como de las heroínas femeninas en la literatura, por tal motivo la protagonista muere y resucita varias veces, incluso dona sus órganos en algunos capítulos.

Hipólita Thompson sufre de resurrecciones constantes pero ello no le mina su curiosidad, a lo que Tarazona explicó: “Creo en todo lo que no se puede probar porque me genera curiosidad y me hace cuestionarme todo el tiempo; la muerte es otra de mis obsesiones porque hasta la fecha no la entiendo”.

El beso de la liebre es una novela compuesta por capítulos breves que narran las tribulaciones de la heroína y reflejan el mundo apocalíptico que vive, opinó Teresa García Díaz, académica del Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana, quien conversó con la autora sobre su narrativa.

Para describir estos procesos en su novela, Tarazona comentó que leyó obras sobre cirugía plástica e incluso conversó con un destacado cirujano, así como con la persona que en fechas recientes recibió un trasplante de brazos.

El existencialismo, que conoció en la secundaria y frecuentó en la preparatoria, sigue presente en su obra, en la que también abreva de la literatura y filosofía de la novelista Clarice Lispector.