- Desde hace más de 20 años
- La presidenta del Consejo Nacional de Arqueología del INAH, María de los Ángeles Olay, dictó conferencia sobre el occidente mesoamericano
Inauguración del XXI Foro Anual de Docencia, Investigación, Extensión y Difusión.
David Sandoval Rodríguez
El Foro Anual de Docencia, Investigación, Extensión y Difusión, en su XXI edición, “recupera la tradición de ser un encuentro de egresados, alumnos, profesores, quienes desde distintas perspectivas exponen sus experiencias en la docencia, la vinculación, la extensión y la difusión de nuestro quehacer sustantivo en nuestra escuela”, señaló Sergio Vázquez Zárate, director de la Facultad de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV).
Al realizar la inauguración, este miércoles 29 en el Auditorio “Jesús Morales Fernández” de la Unidad de Humanidades, Vázquez Torres anunció que las actividades concluirán el próximo 31 de octubre.
“Me es muy grato decirles que nunca antes, desde las primeras versiones, había tal cantidad de ponencias”, este año las 75 registradas superan por mucho las versiones más nutridas que se hicieron durante la década de los noventa; “es el mérito de muchos de ustedes”, agregó.
David López Cardeña, académico y ex director de la Facultad, agradeció en primer término a los jóvenes que permitieron celebrar el foro: “Nos enorgullece mucho estar aquí, ya que en 1990 se inició esta actividad, pensada originalmente como un espacio de docencia e investigación, difusión y extensión. Es bastante halagador estar celebrando 21 años, encontrarnos con renovados bríos y recuperando una vieja tradición de desarrollar el foro conjuntamente con personal académico y estudiantes, creo que esto es lo mejor que nos puede suceder, que trabajemos juntos”.
A continuación correspondió a Gladys Casimir Morales, decana de la Facultad, hacer la inauguración oficial del evento donde manifestó: “Que todos ganemos mucho en conocimiento y en reflexión sobre los trabajos que estamos realizando a nivel de estudiantes, de maestros y de investigadores; que esto nos aliente para que estas 75 ponencias no disminuyan y año con año tengamos más y mejores participaciones”.
Enseguida se presentó María de los Ángeles Olay Barrientos, presidenta del Consejo Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), con la conferencia “La arqueología del occidente de Mesoamérica”.
Previo a su disertación, la investigadora enfatizó que numerosos egresados y estudiantes de la UV han trabajado con ella, “conozco su gran capacidad de involucrarse en el trabajo, su pasión por la arqueología y también su pasión por aprender”.
María de los Ángeles Olay Barrientos.
Por otro lado, Olay Barrientos señaló que la definición del occidente mesoamericano fue caracterizada por muchos años mediante rasgos negativos, como el hecho de que no existió arquitectura monumental, no se encontraron códices, no se encontró escultura lítica, no existen evidencias de ocupación temprana como ocurre en otras regiones.
Sin embargo, esta percepción es errónea, ya que en realidad es una región en la que posiblemente existieron núcleos urbanos previos a otros lugares de Mesoamérica.
Para ejemplificar la aseveración, la ponente mencionó los hallazgos del arqueólogo Charles Brush en Puerto Marqués, cercano a Acapulco, Guerrero, donde encontró cerámica a la que denominó como poxpottery y fue datada por carbono en el 2400 antes de Cristo, lo que la convierte en una de las más antiguas de Mesoamérica, aunque este hallazgo ha sido controvertido, reconoció.
“A partir de una serie de estudios que se comienzan a desarrollar en Sudamérica surgen elementos que, de algún modo, comparten rasgos con el occidente mesoamericano, una iconografía que retoma elementos del jaguar y serpientes, así como la presencia de personajes de élite.”
En su opinión, ello se debe a que de manera constante e ininterrumpida ocurrió un comercio costero desde el sur del continente hasta el oeste de Mesoamérica, “por formas culturales que no se circunscribieron a determinadas regiones sino que permearon en todo este espacio de América”.
A través de imágenes de figurillas, cerámica y mapas, la investigadora planteó que este intercambio tuvo un impacto en los habitantes de la costa del Pacífico, no obstante con el ocaso de Teotihuacán como centro de la actividad, esta impronta se volvió difusa ya que comenzaron a llegar influencias y seguramente pobladores de dicho centro ceremonial.
Planteó una analogía actual si ocurriera un terremoto intenso en la Ciudad de México, éste desplazaría a las élites a diferentes regiones y de manera paulatina su influencia se iría percibiendo en los lugares a los que llegaran a asentarse.
Finalmente señaló que las investigaciones actuales han permitido superar la idea de que el occidente prehispánico equivale únicamente al pueblo tarasco de Michoacán, y por consiguiente que los habitantes del pasado carecían de un desarrollo similar al centro y sur del área conocida como Mesoamérica.
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