Xalapa, Equez., Ver., viernes 23 de agosto de 2013.
Discurso Raúl Arias Lovillo 4to Informe
No puedo ocultar la emoción que me embarga al estar frente a la más alta autoridad de mi querida Universidad Veracruzana, el Honorable Consejo Universitario General, para cumplir con mi obligación establecida en la Ley Orgánica, de rendir ante ustedes el último Informe de mi gestión.
Lo hago de manera respetuosa y sincera. He hecho entrega de los documentos con los resultados de mi gestión, donde se podrán encontrar los avances e innovaciones de la universidad, los cuales someto a su análisis y discusión.
Cada uno de ustedes, la comunidad académica y estudiantil y la sociedad veracruzana, podrán examinar y valorar con objetividad el esfuerzo colectivo realizado, el momento de desarrollo que vive nuestra casa de estudios, el fortalecimiento de nuestra legalidad y el orgullo de pertenencia a esta entrañable institución, en los cuales se cimentan las razones que definieron el camino que juntos hemos compartido a lo largo de estos años, y que seguramente orientarán el derrotero que la conduzca a estadios superiores de desempeño.
Llegó la hora de agradecer y de reconocer. De agradecer, en primer lugar a la comunidad universitaria aquí representada con grave dignidad por este Consejo Universitario, en cuyas deliberaciones y decisiones se fundó la política universitaria que nos llevó al nivel académico que hoy tenemos, nos permitió consolidar la institucionalidad que nos rige, y arraigar entre nosotros una cultura de respeto a la legalidad y la democratización de nuestras decisiones internas.
En este tiempo de transformaciones fueron ustedes, nuestro Consejo Universitario pieza clave de la estrategia académica, baluarte de la defensa de la legalidad y de la honorabilidad de la institución, espacio de libertad, de independencia crítica y de ejercicio pleno de nuestra autonomía.
Me apego a una verdad sabida que la Junta de Gobierno de nuestra universidad la forman universitarios de una integridad moral intachable. A cada uno de sus miembros le debo su confianza inmerecida y su apoyo reiterado. Mi gratitud no tiene límite alguno. Será, como es de merecer, perenne y sincero.
Debo a ellos mucho más: sus observaciones críticas, sus consejos, sus aportaciones a la Universidad Veracruzana, sus señalamientos y sus certezas académicas y principios que nos sirvieron para encauzar soluciones a problemas, proponer nuevos programas y alternativas académicas, y sobre todo, doy gracias a sus voces siempre ecuánimes, siempre sabias, que me hicieron fortalecer los equilibrios que reclama el cargo de Rector.
Debo una mención especial de gratitud al gobernador, Javier Duarte de Ochoa, presente aquí. Compartir con la comunidad universitaria y con sus autoridades su actitud respetuosa de la autonomía; esto habla de un gobierno comprometido con las libertades y la democracia.
Pero quiero hacer una acotación atenta. No olvida nuestra comunidad, no olvidaré nunca, su gesto, señor Gobernador, de hacer público en este consejo el apoyo material que espontáneamente brindó a la construcción final de la Sala de Conciertos. No le voy a dar excusas técnicas ni morales, sino ofrecer mis disculpas sinceras, por no haberse concluido en mi periodo de Rector.
Pero sepa usted, señor Gobernador que, además de que reconocemos que ha sido usted el principal adepto a este proyecto, su finalización está cercana, y estoy cierto que será un logro indiscutible de su gobierno.
Tengo a mis funcionarios en un lugar entrañable. No sólo por la lealtad que guardaron a la institución y a mí como Rector. En su calidad de funcionarios nunca abandonaron las ideas centrales de nuestro proyecto. Sé que en ocasiones muchos no coincidían con los métodos que imponían las circunstancias, pero los escuché y atendí siempre; nunca dejaron de mencionar sus críticas y mucho menos mermó su apoyo a la Universidad.
Los problemas los enfrentamos de frente y sin dos caras. Sé que nunca tomaron decisiones sólo por el hecho de que el Rector se los demandaba: lo hicieron en función de los intereses de la Universidad. Quien en este cargo tiene funcionarios de esta anchura moral, como los que me acompañaron en todos los momentos decisivos de mi gestión siempre tendrá argumentos y conocimiento para conducir con gran aliento esta maravillosa institución.
Por eso les digo, gracias, amigos.
En el tráfago de nuestros años en la administración tuvimos quebrantos que aún lastiman: sufrimos la pérdida de tres de nuestras queridas colaboradoras: Adamina Ávila Gandur, María Antonia Salvatori Bronca y Genny Beltrán Casanova. Todas ellas fueron excelentes y honestas funcionarias; todas ellas mujeres íntegras de ideas y visiones largas, a quienes debo afecto y gratitud eterna.
Me siento profundamente halagado por la presencia del señor subsecretario de Educación Superior, Fernando Serrano Migallón; me da un enorme gusto decir que el doctor Serrano Migallón –escritor, politólogo, historiador y jurista– representa con una enorme dignidad a las universidades públicas del país.
La presencia de Enrique Fernández Fassnacht, secretario General Ejecutivo de la ANUIES, es un honor que agradezco de manera especial. Mi amistad, mi respeto y mi afecto para este gran universitario se acrecientan.
Lo más difícil en estos momentos es olvidar. Se me agolpan nombres y rostros, de amigos y de amigas, de compañeros y compañeras; recuerdo miles de palabras y de mensajes de solidaridad, amistad y de crítica de muchos universitarios con los que dialogué durante estos años de manera personal y a través de las redes sociales.
Soy, en todos los sentidos, un Rector que tiene enormes deudas de gratitud.
¿Cómo no agradecer a tantos universitarios que me transmitieron sus visiones, sus críticas, sus propuestas, y que me permitieron hacer una gestión cercana a sus inquietudes y demandas?
Por ellos, por cada uno de ustedes que se encuentran en este Consejo, me enriquecí de experiencia y de amor por la Universidad Veracruzana.
Muchas gracias a todos.
Y a Patricia Faisal, madre de mis hijos y responsable del voluntariado universitario le expreso mi más sentido y cariñoso agradecimiento por su fortaleza, por su ánimo y decisión inquebrantable en el auxilio de las comunidades de El Conejo y El Paisano, donde queda la huella de su vocación solidaria.
Compañeras y compañeros universitarios:
Todo lo que hemos realizado –lo he sostenido siempre– es obra del conjunto de los universitarios. A ellos podemos atribuirles el esfuerzo, el talento y la solidaridad con su Alma mater.
La idea de fortalecer por encima de todas las políticas universitarias la academización de la Universidad Veracruzana, no fue un acto espontáneo de algún iluminado, ni el producto de una élite rebozante de soberbia seudocientífica.
La academización fue el resultado natural de un proceso de desarrollo de la universidad, exigida de nuevas necesidades y desafíos; fue la respuesta a los cambios en todos los órdenes de la sociedad, demandante de profesionales competentes y competitivos, de ciudadanos preparados para una realidad política y social diferente; fue una forma de dar respuesta a los propios requerimientos y exigencias de los estudiantes y de los padres de familia, que deseaban una universidad solvente en lo académico, estable en lo político, que formara a sus hijos en la verdad de la ciencia y en la verdad de la vida.
Al convencimiento de esta ruta de la academización llegamos la mayoría de los universitarios.
La academia, como nosotros lo entendemos, sólo se puede desarrollar a plenitud en un ambiente de libertad y de participación democrática. El saber no florece en un clima de intolerancia o de autoritarismo. En todas las épocas y en diferentes ámbitos de la sociedad, cuando esto ha sucedido, hemos visto surgir enormes deformaciones o distorsiones en las ciencias y en las conductas humanas.
El conocimiento, la libertad y la democracia, forman un triángulo vital; por ellos es posible la fusión del arte y la técnica, del humanismo y las ciencias de la vida con un sentido progresista y de beneficio social; estos son los fundamentos de una verdadera academia, esencia y razón de ser de la vida universitaria.
En este propósito superior de quienes condujimos la institución todos estos años, nunca hubo un fin político individualista; no lo hubo de ninguna autoridad universitaria. Nunca se subordinó el intrínseco bien moral de la universidad, por la búsqueda de un cargo público o para abrirle paso a alguna ambición personal, mezquina o no, legítima o no.
No se olvidó nunca la fuerza creativa del pasado de la Universidad Veracruzana. En esa herencia histórica fincamos nuestras visiones y proyectos, siguiendo en línea recta los fundamentos que le dieron origen y sentido social a la universidad. Nunca abandonamos ni hicimos a un lado los ejemplos de quienes con sus ideas renovadoras, su imaginación y su conducta honesta e intachable, contribuyeron a sentar las bases de lo que somos.
Al frente de la Rectoría, el compacto grupo de hombres y mujeres que nos hicimos cargo de la administración universitaria, actuamos con una lealtad inquebrantable a los valores inmanentes de la universidad. Nunca alejamos de nuestra perspectiva universitaria ni del proyecto académico, el entusiasmo de nuestros primeros años de profesores comprometidos con el cambio social.
En ello se basó la cohesión y el compromiso mayoritario con el proyecto de academización: en la actuación colectiva basada en los valores de la transparencia y la honestidad, en el respeto al carácter público de la institución y en una lealtad sin mácula a la historia y a los principios de la Universidad Veracruzana.
Principios y razones de la UV
Los principios y los valores que guían a la universidad y a los que me quiero referir no son una mera suma de frases. Son en conjunto la exposición programática, integrada y coherente sobre los cuales fincamos el proyecto universitario y, asimismo, el sustento de las normas que nos han servido como guía ética y política de nuestro quehacer cotidiano.
Ninguno de estos principios constituye una mera declaración retórica. Son los ejes de la praxis de la estrategia académica de la universidad. En ellos hemos buscado representar nuestros actos del presente y esbozar nuestras esperanzas de futuro.
Calidad y libertad académica, vinculación social, sustentabilidad, transparencia y rendición de cuentas, participación democrática y pensamiento crítico y autonomía, integran la plataforma política de nuestro modelo de universidad, una universidad que prioritariamente busca atender los requerimientos de profesores y estudiantes, para que mejor respondamos a las necesidades de Veracruz y del país.
Esa ha sido nuestra convicción y no puede ser, no debe ser de otra manera: la Universidad Veracruzana es la máxima casa de estudios de Veracruz. Es la casa de la mayoría estudiosa de nivel superior de nuestro estado. Es la opción más deseada por miles de jóvenes de las clases medias y populares. Es en nuestra en nuestras aulas donde desean forjar su porvenir. Vienen en búsqueda de enseñanzas y saberes que atañen a sus propias aspiraciones.
Calidad académica
En la Universidad Veracruzana tomamos el camino de la academización por el deseo y la convicción de elevar la calidad de la enseñanza y la investigación, y con el propósito de que los académicos y los alumnos cuenten con las mejores condiciones para alcanzar sus metas profesionales, intelectuales y electivas.
Nos estimularon los retos de la sociedad del conocimiento, la necesidad de fortalecer las competencias, la decisión de mejorar los indicadores de calidad, pero, ante todo, el imperativo de robustecer los procesos sustantivos de la universidad.
En ese sentido, nos ha importado menos un sello oficial de la calidad que la calidad misma; en la UV nos interesa una calidad con un significado sustancial que consiste en que cada uno de nuestros servicios educativos, académicos y culturales estén encaminados a renovar y a producir nuevos conocimientos, así como a provocar en nuestra comunidad la generación de más preguntas y cuestionamientos, respecto del contenido de nuestras experiencias educativas.
Esta ha sido nuestra política durante estos años: impulsar el crecimiento cuantitativo tal como lo hemos demostrado: elevar nuestra matrícula, contar con más cuerpos académicos, con más posgrados en el padrón del Conacyt, con más miembros del SNI, con más profesores con perfil Promep; pero también atender el aspecto cualitativo para profundizar con sentido crítico nuestro modelo educativo.
Esta ha sido el objetivo de nuestros programas de capacitación y formación de los docentes, de acciones como AULA.
En su consolidación, el Modelo Educativo Integral y Flexible, requirió de estos programas. En la formulación y aplicación de ambos, fueron los docentes los que hicieron posible este punto de unión entre la política institucional con sus propias estructuras académicas y su desarrollo laboral.
En este proceso, no exento de dificultades y de críticas, muy poco hubiéramos hecho sin la participación comprometida de nuestros académicos. Es aquí donde debo reconocer la actitud responsable de la FESAPAUV, de todos los trabajadores académicos que nos permitieron demostrar que los derechos laborales son compatibles con las necesidades académicas de una institución. Más aún cuando los profesores tienen el privilegio de ser representados por un líder, por un académico, por un amigo, como Enrique Levet Gorozpe.
Esa ha sido la ecuación del éxito de nuestro proyecto académico: la armonía que deriva en influencia recíproca entre el académico que accede por sus propios méritos a los beneficios del Promep o del SNI, y la institución y los estudiantes; el primero elevando sus niveles de prestigio social y mejorando sus servicios educativos, los segundos encontrando una calidad superior en sus conocimientos.
Esta forma única de relación entre la FESAPAUV y la institución que ha prevalecido a lo largo de estos años, nos ha dado algo más: una estabilidad política que ha permitido llevar a cabo las importantes transformaciones que hoy observamos, y consolidar la legalidad y la vida institucional en nuestra casa de estudios.
Sustentabilidad
Atenta a las circunstancias y sucesos del quehacer humano, obligada por su papel social y su vocación, el problemas de la sustentabilidad es, sin duda, fundamental y demandó que la universidad se asumiera como ejemplo y referente en nuestra sociedad.
Desde hace años un gran número de dependencias universitarias venían realizado esfuerzos para incluir en sus planes y programas de estudio temas sobre medio ambiente y sustentabilidad, con un número creciente de líneas de generación y aplicación del conocimiento abocadas a estos temas.
Para articular todas estas iniciativas, hace tres años se aprobó el Plan Maestro para la Sustentabilidad de la Universidad Veracruzana, y hoy se llevan a cabo de manera coordinada una serie de medidas transversales que fortalecen la dimensión ambiental de la sustentabilidad.
El Plan Maestro involucra a la comunidad universitaria e irradia sus efectos hacia la sociedad veracruzana. De esa manera, la Universidad mantiene una relación de comunicación e intercambio con las organizaciones de la sociedad civil para recuperar y reproducir experiencias que van a permitir construir una cultura de la sustentabilidad, que cada vez resulta más necesaria frente a la “no sostenibilidad” que amenaza a la naturaleza y a la vida humana.
Vinculación social
El compromiso social de la Universidad Veracruzana está en su naturaleza. Durante estos años, los esfuerzos estuvieron orientados a ampliar las más diversas formas de vinculación con los sectores de la sociedad veracruzana.
Como institución de carácter público, nuestra responsabilidad tiene un carácter fundamentalmente científico social, sustentada en una estrategia acuciosa de brigadistas e investigadores, que proporciona los instrumentos y las bases cuantitativas y cualitativas para la elaboración de programas de desarrollo económico a través de proyectos productivos en beneficio de la población.
De ello hay constancia en algunas comunidades del estado las cuales, con sus propias fuerzas y recursos, han logrado construir una serie de proyectos cuya narrativa nos descubre el verdadero sentido de la vinculación que promueve nuestra casa de estudios.
Digo con verdadero orgullo que con el apoyo de la UV, se establecieron empresas sociales que han transformando la vida de un gran número de familias campesinas. En los municipios de Atzalan, Zozocolco y Emiliano Zapata, para citar casos ejemplares, se han establecidos plantas procesadoras y pasteurizadoras de frutos de la región.
No sólo se ha logrado crear estas empresas rurales con fines sociales sino que una empresa derivada de estos esfuerzos, Dyctrosa, promovida por las propias comunidades, logró el apoyo de Conacyt para el establecimiento de un escalamiento industrial de maracuyá, dentro del cual se le asignaron a la UV 900 mil pesos que se destinarán al área de Ciencias Básicas para inversiones en equipos de laboratorio de alimentos así como para becas de estudiantes y generación de tesis.
Otro ejemplo paradigmático de los procesos de vinculación es la relación institucional entre la Universidad Veracruzana (UV) y el ayuntamiento de Teocelo, construido a partir de diversos trabajos pioneros de académicos acerca del cambio climático y la sustentabilidad, con una intensa participación social en el municipio.
El convenio con el municipio ha permitido plantear objetivos y prioridades de desarrollo sustentable a través del proyecto de investigación aplicada del conocimiento del territorio, la construcción de indicadores, la detección de los problemas más importantes, la sugerencia de alternativas de solución y contribuir al diseño de políticas públicas.
Se han puesto en marcha tareas y proyectos de planeación urbana para el futuro, fomento al turismo, captación de agua, ahorro de energía y utilización de la energía solar, una casa para el adulto mayor, el rescate histórico del cementerio, rediseño de hospital, capacitación de los productores y empresarios en las mejores prácticas de servicios, inventario de la fauna silvestre, programa de fomento al deporte en varias disciplinas, un comité para la prevención de adicciones, difusión de las artes (música, danza y teatro) y círculos de lectura. Pero el factor de éxito es, sin duda, la voluntad política de las autoridades y la sociedad civil.
En Teocelo, el alcalde y toda la estructura de gobierno municipal, así como la sociedad civil, han contado con la participación de 520 estudiantes y 102 académicos de 54 entidades de la UV entre facultades, institutos de investigación, posgrados, coordinaciones y direcciones generales. Se han realizado cerca de un centenar de reuniones de trabajo entre académicos, autoridades municipales y sectores sociales.
Puedo decir con satisfacción que esta es una de nuestras fortalezas. Se puede advertir que no hemos comprendido la vinculación como una función de orden asistencialista ni filantrópica, sino como una operación sustantiva de la universidad, en la que académicos y estudiantes aportan sus conocimientos a las comunidades y a la sociedad en general.
No hemos considerado tampoco que nuestro papel sea sustituir a otras instituciones públicas o privadas que llevan a cabo tareas de orden social. Nuestra aspiración es que nuestros conocimientos trasciendan a la sociedad, que estos sirvan para generar o fortalecer instituciones, normas u organizaciones que ayuden al desarrollo y al bienestar general de la población.
La vinculación de nuestra institución con el pueblo veracruzano es indestructible. Nuestro compromiso social está fundado en los sentimientos y aspiraciones de la sociedad veracruzana.
Transparencia y rendición de cuentas
La Universidad Veracruzana, como institución pública, tiene la obligación ineludible de rendir cuentas a la sociedad de los recursos que recibe, y de cómo los aplica en el cumplimiento de sus funciones.
He sido un convencido de que la mejor vía para la construcción de legalidad e institucionalidad, consiste en la transparencia de la información y la rendición de cuentas.
La opacidad genera desconfianza. La transparencia legitima. Las prácticas que en el pasado atrofiaron la administración de las finanzas universitarias terminaron. No podíamos avanzar en la credibilidad social, y mucho menos en el afianzamiento del proyecto académico, ocultando datos y estadísticas financieras y administrativas, manteniendo mecanismos burocráticos sinuosos o kafkianos para cerrar el acceso a la información.
Creamos la Coordinación de Transparencia y Acceso a la Información en el 2006, y desde 2007 se puso a disposición del público el servicio del Sistema Electrónico, Mkatsiná, a través del cual se obtiene la información relacionada con las cuestiones administrativas y financieras de la universidad.
La transparencia y la rendición de cuentas acabaron con la incertidumbre y la desconfianza en el manejo de los recursos. La opacidad y el dispendio no regresarán nunca más a la Universidad Veracruzana.
Pensamiento crítico y participación democrática
Con razón se dice que la democracia implica un determinado nivel de modestia. El autoritarismo es todo lo contrario: en cualquier instancia u organismo de la sociedad se nutre de hombres soberbios. Nuestra universidad, todavía no hace mucho tiempo, estuvo conducida a diferentes niveles a través de formas corporativas y autoritarias.
Una cultura vertical que abrumaba y reducía el horizonte de las inteligencias juveniles a la subordinación, al conformismo, al porrismo, tuvo que ceder al empuje democrático proveniente de la sociedad, y a la demanda de las vanguardias universitarias de mayor participación política en las decisiones de la institución.
La Universidad Veracruzana había sufrido un retraso de años. No obstante, pequeños pero decididos grupos de estudiantes y profesores se opusieron precursoramente al estado de cosas, y fueron abriendo caminos, sembrando las semillas de una cultura de la participación.
La autonomía universitaria concedida por el Gobierno en 1996 fue un detonante de grandes transformaciones académicas.
A partir de entonces, adquirió una mayor significación la presencia política de profesores y estudiantes. Los espacios de participación, aunque escasos, fueron cada vez más importantes.
Al mismo tiempo, una competencia política más intensa entre las fuerzas partidistas en el estado, se acompañó de un mayor interés del gobierno estatal en los asuntos de la universidad.
Por su parte, nuestra comunidad inició un proceso más sistemático de discusión colectiva, de reflexión crítica y autocrítica; puso a debate público los problemas de la Universidad, ventiló conflictos graves de los cuales sólo había información en los medios de comunicación externos.
Se empezó a generar una mayor cultura de la participación de nuestra comunidad. El incremento expansivo de las redes sociales como instrumentos de comunicación e información, se convirtieron en útiles herramientas de las modificaciones académicas, pero también de cambios en los niveles de comprensión y atención de las problemáticas universitarias.
La Universidad Veracruzana se reconoció en la autonomía. Convirtió en práctica cotidiana la facultad y la responsabilidad de gobernarse a sí misma y de ejercer la libertad de cátedra e investigación, y el libre examen y difusión de las ideas.
A partir de 2008, se establecieron los foros universitarios. A principios de este año realizamos un Congreso en el que todos los asistentes llevamos a cabo un ejercicio colectivo de reflexión crítica y autocrítica, de evaluación, de debate, en el que las propuestas de cientos universitarios nos permitieron interiorizarnos en forma conjunta de la situación de la UV.
En este Congreso dimos respuestas académicas a quienes querían sólo respuestas políticas, respondimos con diálogo a quienes ansiaban abismos y rupturas, encontramos caminos de esperanza para quienes esperaban frustración y rechazo.
El diálogo, la discusión respetuosa y responsable, la libertad y el ejercicio de la crítica han adquirido carta de naturalización en la universidad.
Se formalizaron y pusieron en práctica los Consejos universitarios regionales. No hubo un solo problema importante que quedara fuera de la agenda de este Consejo Universitario.
Es así como los universitarios tomaron consciencia de la etapa que nos ha tocado vivir. Aprendimos a caminar por nuestro propio pie. La comunidad maduró y elevó sus aspiraciones al nivel de sus nuevos conocimientos y un pensamiento analítico mucho más complejo y crítico.
Este es el ambiente en el que se ha desarrollado un espíritu universitario renovado, efecto inmanente de la libertad y el mejor nivel académico y cultural que se respira en los campus de la Universidad Veracruzana.
Para decirlo de otra manera: la autonomía está en la consciencia de los universitarios; se le considera un derecho adquirido pero también una responsabilidad.
He sostenido que no se trata de una autonomía para aislarnos o cerrarnos al mundo exterior, para eximirnos de nuestras obligaciones jurídicas y éticas de rendir cuentas a los organismos evaluadores y a la sociedad.
La autonomía es apertura a los nuevos vientos que trae el conocimiento nuevo; es disposición al diálogo con todos los actores sociales.
En eso consiste el ejercicio responsable de la autonomía al que tanto aludimos.
Todos comprendimos que la autonomía es un medio para conocer, para aprender, para indagar, para estudiar y para interpretar mejor los problemas de la naturaleza y de la sociedad.
El conocimiento da vida al diálogo que surge de la libertad, a la tolerancia que deriva de reconocer el pluralismo y la diversidad, y a la racionalidad que convoca al razonamiento contra el dogma y contra las actitudes fanáticas.
A las autoridades nos enseña también que no debemos utilizar a la universidad como un instrumento para fines personales. Es un deber inexcusable asumir que la universidad no es patrimonio privado de nadie, que los fines esenciales de la institución deben estar al margen de los intereses ideológicos y materiales de un partido político o de un grupo.
Hemos comprobado que la vida colegiada es el remedio contra cualquier tentación autoritaria. Nuestros liderazgos se legitiman en las aulas, en los laboratorios, en los cuerpos académicos.
Es aquí donde echan raíces la ciencia, la libertad y la academia. La autonomía es la disposición que las compendia y les da los instrumentos para desarrollarse.
Esto explica el alto valor que le asignamos a la autonomía en la Universidad Veracruzana. Su naturaleza libertaria nos permitió dejar atrás lo que del pasado era pernicioso; nos impulsó a constituir las nuevas instituciones que fortalecieron la vida académica, y hoy nos da confianza para enfrentar los retos del porvenir.
La Universidad Veracruzana que observamos es un entidad superior dotada y preparada para más grandes responsabilidades educativas; capacitada para un futuro que nadie conoce; así hay que considerarla, en su condición intemporal, en su dimensión científica y cultural; deliberando en el aula, indagando sobre el genoma humano, al margen de los oleajes políticos, por encima de coyunturas adversas; institucional fuerte, superior a toda estrechez espiritual, construyendo puentes hacia el futuro.
Así la imaginamos nosotros: regocijada por la perenne presencia de la juventud veracruzana, arropada en su fuerza moral, fortalecida en lo académico, encarnando la sabia del saber social.
No tengo ninguna duda que siempre habrá universitarios dispuestos a trabajar por ella, a defenderla con honestidad y entrega, y siempre habrá quienes luchen para hacerla mejor.
Tengo que decirlo sin eufemismos: Veracruz necesita de la Universidad Veracruzana, la Universidad Veracruzana de la sociedad, de su pueblo, de la energía y la comprensión de todos los sectores sociales.
No puedo soslayar que la Universidad Veracruzana ha sido nuestra casa. Todos la llevamos como nuestra principal seña de identidad. Al decir Universidad Veracruzana miles escuchamos, miles respondemos, miles pensamos en su grandeza y en su dignidad.
¡Viva para siempre la Universidad Veracruzana en el corazón de todos los veracruzanos!
Categorías: General