- Aseguró Carlos Martínez Alonso, Premio México de Ciencia y Tecnología
- Para el especialista español, vivimos un momento histórico que quizá sólo tiene contrapartida en la época del Renacimiento del siglo XVII
Karina de la Paz Reyes
Para el inmunólogo español Carlos Martínez Alonso, Premio México de Ciencia y Tecnología 2014, la ciencia es la mayor contribución conjunta en la historia de la humanidad, es una muestra de generosidad pues ha hecho que el ser humano sea distinto de todas las demás especies que colonizan el planeta Tierra. Pero a su vez, expresó, es una obligación para la comunidad científica transmitir a la sociedad el conocimiento generado.
El científico recibió el galardón en el marco de la XXIV Cumbre Iberoamericana, cuya sede fue la zona conurbada Veracruz-Boca del Río, el lunes 8 de diciembre de 2014. Al día siguiente visitó la Universidad Veracruzana, dado su interés por conocer el Museo de Antropología de Xalapa.
Según información de la página virtual oficial del premio, Carlos Martínez Alonso “ha contribuido de manera significativa al avance en la frontera de conocimiento en el campo de la inmunología, sus trabajos más recientes en el campo de la biología de células madre empiezan a vislumbrar nuevos vínculos entre el control de la diferenciación de células madre y la integridad genómica, con importantes repercusiones en los procesos del envejecimiento y de la tumorigénesis”.
El inmunólogo es profesor-investigador en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y en el Centro Nacional de Biotecnología de la Universidad Autónoma de Madrid, España.
En entrevista con Universo, enlistó tres imágenes que tiene de Veracruz, dos de ellas históricas pues fue el puerto de entrada de Hernán Cortés, así como el punto de llegada del último buque de exiliados españoles, como consecuencia del golpe de estado del dictador Francisco Franco.
El buque Sinaia, agregó, “trajo una buena parte de nuestros mejores intelectuales que habían sido expulsados, porque aquellos que se quedaron terminaron siendo asesinados”.
La tercera imagen es de agradecimiento, por el hecho de que se le haya entregado el premio también en Veracruz. En sus palabras, “es como una entrada que continúa ese flujo de migrantes españoles que entran a México y que aquí encuentran el nicho para realizarse personal e intelectualmente”.
Martínez Alonso, a propósito del galardón recibido y la XXIV Cumbre Iberoamericana, cuyo lema fue “Educación, cultura e innovación”, destacó el papel fundamental que tiene la educación en la sociedad, pues sin ella nada más tendría sentido.
“Hoy en gran medida los seres humanos hemos construido este mundo, este planeta que estamos por destruir y lo destruiremos si no actuamos consensualmente, basado en la educación.”
Para él la educación es un sustrato transdisciplinar que cubre todos los rangos y sobre ella se apoyan la cultura y la ciencia. Y las tres (educación, cultura y ciencia) “son los pilares de la sociedad”.
En los últimos 40 o 50 años se ha creado tecnología a través del conocimiento resultado de la educación, por ello “vivimos un momento histórico que quizá sólo tiene contrapartida en la época del Renacimiento”.
Esto ha hecho que la ciencia deje de ser un aspecto particular, apartado, y que sólo esté en manos de los científicos, para tener un papel social. La responsabilidad de los científicos, remarcó, es contribuir para resolver los grandes problemas que aquejan a la humanidad en este momento: energía, alimentación, agua, cambio climático y salud.
“Los científicos tenemos la obligación de generar conocimiento y transmitirlo a la sociedad, porque en gran medida nuestro salario se paga con los impuestos de los contribuyentes, por lo tanto mi obligación es decirles a los ciudadanos lo que hago y poner de manifiesto que lo que hago es fundamental para el hoy y sobre todo para el mañana de la humanidad”.
A propósito del financiamiento para el desarrollo científico, mencionó que se tiende a decir que se trata de un rubro costoso, sin embargo “lo más caro de todo es la ignorancia, (por el contrario) la ciencia es una inversión”.
El especialista citó datos económicos que así lo confirman: en el Séptimo Programa Marco de Investigación y Desarrollo Tecnológico (2007-2013) de la Unión Europea (UE) “se hizo un estudio que dice que por cada euro que la UE pone para financiar la generación del conocimiento, se recuperan entre cuatro y siete”.
Además, enfatizó, la ciencia ha contribuido de manera extraordinaria a mejorar la calidad de vida de los seres humanos. Citó ejemplos como el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y el aumento de la esperanza de vida.
“En los siglos XVIII y XIX la esperanza de vida media era de 40 años, hoy son más de 80 años en los países occidentales y esto es debido al avance de la ciencia, sobre todo a las vacunas y los antibióticos. Hoy día la mortalidad ya no son las infecciones, es verdad que tenemos muchas, el ébola es uno de los claros ejemplos, pero la mayor mortalidad en el mundo occidental son el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y metabólicas, para eso la ciencia ha desarrollado estrategias suficientes para combatirlo”.
La juventud abocada a la ciencia emigra de España
Carlos Martínez lamentó que si bien el desarrollo de conocimiento requiere inversión, los resultados redundan en calidad de vida y en generación económica, pero en España desde hace cinco años se padece una grave recesión, cuyas consecuencias son terribles.
Tales secuelas las padecen, sobre todo, las personas jóvenes, que no encuentran el mecanismo para desarrollar el conocimiento y creatividad, y se ven forzadas a emigrar a otros países.
“No somos capaces de reclutar a estos jóvenes y no somos capaces de atraer talento de otras nacionalidades para que contribuya al desarrollo económico de España; para que podamos cambiar el modelo de desarrollo económico, anteriormente basado en el turismo y la construcción, y hacerlo basado en la competitividad, en la creación de valor añadido. Los presupuestos económicos de 2015 no están orientados a un cambio que permita revertir la disminución de recursos que habíamos tenido en años pasados.”
Martínez Alonso comentó que la ciencia es una actividad global que requiere colaboración, y ya no se desarrolla como anteriormente (en grupos cerrados y en determinados países), por ello la Cumbre Iberoamericana debería ser un instrumento para fortalecer los vínculos de la investigación y el desarrollo científico en esta región.
“Una gran virtud de Iberoamérica, como decía Carlos Fuentes, es la diversidad de la cultura, pero lo que nos une son dos aspectos fundamentales: la lengua y la ciencia. Son dos pilares sobre los que a mí me parece que debería apoyarse esta colaboración iberoamericana.”
El fortalecimiento de la lengua, así como de la investigación y colaboración científica, permitirían hacer del espacio iberoamericano una fuente generadora de conocimiento “y que compitamos con los sajones y el Asia Pacífico”.
Categorías: General