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Inbioteca UV somete tres patentes ante el IMPI

  • Una de ellas es un dispositivo para combatir la mosca de la fruta
  • Si se obtiene el registro se podrá beneficiar a los productores de cítricos y mangos veracruzanos: Francisco Díaz Fleischer
  • Lourdes Iglesias Andreu trabaja en sistemas de propagación de la vainilla y actualmente investiga sobre la stevia, cultivo de gran interés mundial

Patentes Inbioteca 1-28Francisco Díaz Fleischer.

David Sandoval Rodríguez

 

Los investigadores del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV), Francisco Díaz Fleischer y Lourdes Iglesias Andreu, sometieron ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) tres patentes vinculadas al combate de la plaga de la mosca de la fruta y a los cultivos de la vainilla y de la stevia.

Díaz Fleischer informó que desde febrero de 2014 presentó ante el IMPI el registro de patente de un dispositivo conocido como estación cebo, el cual busca atender una demanda específica que tienen los productores agrícolas ya que la mosca de la fruta es una plaga para el sector agrícola nacional y estatal.

Veracruz destaca a nivel nacional en la producción de cítricos y mango, sin embargo existen dos especies del género Anastrepha que limitan la comercialización de estos frutos.

Asimismo el uso de insecticidas conlleva problemas de tipo ecológico, de salud pública y social, ya que estos químicos tienen que aplicarse en varias ocasiones y sus costos son elevados, comentó el académico.

Desde hace 15 años se trabaja con trampas y estaciones cebo para combatir a las moscas de la fruta, no obstante el cebo que se utiliza para atraerlas era de poca duración. Esto ha cambiado pero no se ha podido combinar con insecticidas de larga duración porque se pierde el efecto de los mismos.

La estación cebo sirve para atraer a la mosca, mientras que la trampa se utiliza también para monitorear poblaciones de insectos plaga, “hay trabajos que señalan que las estaciones cebo pueden ser incluso alternativas para el uso de insecticidas o un factor para reducir el uso de los mismos, porque normalmente se están aplicando, en temporada, semanalmente”.

Hacerlo así, explicó, “es caro, contaminante, sobre todo cuando se utilizan productos que no son de origen orgánico, se mata una gran cantidad de insectos que no son blanco y el impacto ecológico es grande”.

De acuerdo a los primeros resultados obtenidos, las estaciones cebo pueden sustituir el uso de insecticidas e incluso se pueden ajustar para combatir las plagas de otras especies de mosca abriendo así la posibilidad de un impacto mundial.

“Afortunadamente encontramos una solución práctica y sencilla, además surgió la propuesta de un nuevo insecticida, una alternativa a los que existen, lo más orgánica y amigable con el ambiente posible, pero ése es un resultado colateral, la patente en sí tiene que ver con la necesidad de crear una trampa con larga duración y húmeda.”

Este tipo de trampa tiene una ventaja sobre las trampas secas, agregó, ya que en la temporada de sequía no solamente funciona el atrayente alimenticio que tiene sino que también es una fuente de agua para el insecto.

Esta idea surge del trabajo en un proyecto que se vincula con otras instituciones a nivel nacional como El Colegio de la Frontera Sur, la Campaña Nacional contra Mosca de la Fruta y el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) y la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Díaz Fleischer señaló que en 2013 surgió la idea de trabajar en una solución para mejorar la eficacia del insecticida que resultó muy simple, logrando mantener su efectividad hasta por 60 días.

Hace varios años el investigador participó en la creación de otra patente como parte de la campaña para erradicación de la mosca de la fruta, en la cual colaboraron científicos de una empresa suiza que tenían mayor experiencia en el registro de patentes. En comparación con aquel momento, esta experiencia ha sido más sencilla porque la UV tiene un cuerpo de asesores para registrar patentes ante el IMPI.

En su opinión, es factible que los investigadores con los que cuenta la UV puedan hacer sus propios registros de patentes, “aquí en la Universidad buscamos soluciones a problemas y a veces son innovadoras y existe la posibilidad de patentarlas”.

A partir de febrero de este año y hasta mayo se realizará una temporada de campo en la zona de Actopan, donde se pondrá a prueba el dispositivo y será en agosto cuando se expongan los resultados de la investigación que se efectúa en colaboración con Héctor Cabrera Mireles del INIFAP.

“Este año, en la temporada de mango vamos a cerrar este gran proyecto con las instituciones vinculadas, en el cual se validarán tanto la nueva propuesta que generamos nosotros de un insecticida alternativo como la trampa de la estación cebo que se busca patentar”, puntualizó.

Patentes Inbioteca 2-28Lourdes Iglesias Andreu.

Mejoramiento genético de la vainilla
Lourdes Iglesias Andreu es la responsable de dos investigaciones cuyos resultados también han servido para buscar patentes ante el IMPI. La académica, quien recién ingresó al Nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), compartió que la búsqueda de patentes fue incentivada desde su formación profesional: “Vengo de una institución cubana en donde desde un principio nos inculcaron la importancia de las patentes, incluso para someter un proyecto tenemos que hacer una búsqueda de patentes y es poco usual aquí.”

En la UV ha tomado varios cursos sobre el tema, pero desde hace años ha consultado bases de patentes y la protección de resultados que pueden ser patentables, no obstante opinó que en México y en las universidades públicas todavía no existe esta práctica, “no estamos adecuadamente bien organizados”.

Comentó que ha tenido reuniones con diversas instancias universitarias a las que ha planteado la necesidad de enfocarse al tema; en primer lugar consideró que “todos los investigadores deben estar alineados con estas necesidades, primero acerca de proteger sus resultados y patentarlos, tener bien claras la metodología para la transferencia tecnológica, cobro de asesorías”.

Sus primeros trabajos en Cuba ya se estaban patentando, observó, “al principio no teníamos muy claro este sentido de protección de la información y aquí, por ejemplo, no hay oficinas para que desde que un producto es patentable pueda cuidarse la información, pero cuando ya sale hemos divulgado todo porque también se nos pide producción; eso es algo en lo que todavía estamos en pañales y estamos perdiendo oportunidades”, afirmó.

Como evaluadora del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la investigadora ha visto proyectos de empresas que han surgido como resultado de obtener una patente, por ello es necesario fortalecer la vinculación institucional, recalcó.

“No lo hemos logrado, empecemos a trabajar para lograrlo; estoy convencidísima de que hay millones de resultados importantes de la UV que pueden ser patentados y transferibles, nuestra Universidad podría irse hacia arriba y descollar con más fuerza, estoy segura.”

Respecto de su proyecto de investigación, detalló que aborda el mejoramiento genético de la vainilla y la primera patente que espera sea aprobada está dirigida a establecer un protocolo oficial de propagación masiva por biorreactores, “es una forma de contribuir con los productores de contar con un sistema eficiente que les pueda dar propágulos”.

Iglesias Andreu explicó que “hoy por hoy la vainilla se multiplica vegetativamente, es decir, se van cortando sus estacas, se enraízan y algunas están muy deterioradas; nosotros estamos siguiendo la vía de optimizar el proceso para que salgan mejor las vitroplántulas, con mejoras fisiológicas y que puedan crecer más rápidamente”.

Este trabajo de optimización ha generado gran interés por parte de los productores y la fase final del proyecto busca “obtener materiales genéticamente tolerantes, por decirlo así, al estrés hídrico”.

Una vez que se obtenga un método rápido de propagación de estos materiales, su consecuente introducción en la producción será bienvenida considerando la importancia que tiene el cultivo de la vainilla, esencial para los agricultores en la región de Papantla, que además podrá contrarrestar la problemática relativa a la caída de una gran cantidad de los frutos. “Desafortunadamente cuando nosotros comenzamos a trabajar vimos que la problemática era muy grande y existía poca información”.

Desde 2012 se estableció, con apoyo del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (Prodep), un programa de mejoramiento genético en Vanilla planifolia, dentro del Proyecto de Red de Consolidación de Cuerpos Académicos.

Este proyecto es liderado por el Cuerpo Académico (CA) 234, Biotecnología Aplicada a la Ecología y Sanidad Vegetal, en el que participan además el CA 173 Ecología y Manejo de la Biodiversidad, ambos CA consolidados del Inbioteca.

En la investigación colaboran otros especialistas y CA, entre los que está el CA 3 Biotecnología y Uso Sustentable de Recursos Naturales, del Instituto Tecnológico de Mérida, Yucatán; así como especialistas del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). “Han contribuido a que tengamos un grupo de trabajo que tiene resultados interesantes, éste es el segundo año de trabajo y pronto tendremos una reunión de evaluación”, detalló.

Con estas investigaciones se ha impulsado la formación profesional dado que estudiantes de licenciatura y de doctorado se han titulado, generando, en la misma medida, publicaciones de impacto.

El segundo proyecto que proporcionó resultados para la búsqueda de patentes forma parte de un proyecto mayor de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), precisó la investigadora. “Estamos en el subproyecto vinculado con el estudio de la biología reproductiva de la vainilla, investigamos si la caída del fruto está asociada con algún componente de la biología reproductiva. Este proyecto lo lidera el Colegio de Postgraduados, Campus Puebla; estamos en el segundo año de trabajo y hemos avanzado bastante en este aspecto con resultados concretos que ya han sido publicados y otros en vías de publicación.

”Esto es lo que conforma lo que hemos estado haciendo en cuanto a la vainilla y ha sustentado el trabajo de la primera patente que fue el sistema de multiplicación por biorreactores de vainilla”, apuntó.

Iglesias Andreu trabaja además dentro de un proyecto de ciencia básica del Conacyt para tratar de salvar a tres especies de cícadas y en una investigación sobre el cultivo de la jatropha para los ambientes marginales y las comunidades que viven en esos ambientes.

Entre estas investigaciones surgió el interés por cultivos que tienen repercusión a nivel mundial como la planta stevia, agregó: “Nos llamó la atención el cultivo de la stevia y su problemática, nos decidimos a arrancar y de ahí surgieron dos propuestas más de patente que se relacionan con sus sistemas de propagación”.

Iglesias Andreu explicó que éste es un cultivo que tiene problemas con la germinación de sus semillas, “un cultivo que todavía no está adecuadamente domesticado pero tiene una serie de propiedades, no sólo por su valor edulcorante sino por su valor medicinal; aquí en Veracruz se hacen esfuerzos para echar adelante ese cultivo”.

Con los avances que han tenido hasta la fecha existe material suficiente para que dos alumnos puedan realizar sus trabajos de titulación sobre la stevia y están a la espera de la resolución del IMPI con respecto a las patentes.

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