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Jóvenes solistas con la OSX

  • El viernes 31 de enero
  • Obras de Weber, Ibert, Glazunov y Elgar, con jornada de ensayo general abierta al público

osx-jovenes-solistasLa OSX interpretará obras de Weber, Ibert, Glazunov y Elgar.

Jorge Vázquez Pacheco

 

La violonchelista Adriana Castro Castillo, el clarinetista Julián Chemil Solís, el flautista Leonardo Hernández Mendoza y el saxofonista Erick López Casas, cuatro talentosos jóvenes músicos, se presentarán como solistas con la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX) el viernes 31 de enero, en una doble audición.

La primera de ellas, programada para las 10:00 horas, se ofrecerá como ensayo general abierto al público, y el concierto como tal iniciará en punto de las 20:30 horas. Ambas serán en la nueva sala de conciertos del Complejo Cultural Tlaqná, ubicado en el Campus Universitario para la Cultura, las Artes y el Deporte.

Bajo la dirección de Lanfranco Marcelletti, titular de la OSX, interpretarán el Concertino para clarinete y orquesta de Carl Maria von Weber, el Concierto para flauta y orquesta de Jacques Ibert, el Concierto para saxofón y orquesta de Alexander Glazunov y, finalmente, el Concierto para violonchelo y orquesta de Edward Elgar.

Cada uno de los jóvenes se ha hecho merecedor, mediante concurso abierto, de esta oportunidad para mostrar sus habilidades y talento ante el público que sigue a la OSX.

Cabe mencionar que la jornada matutina denominada “Viernes de ensayo” tiene como finalidad esencial vincular a los jóvenes con el arte sonoro, en una actividad que se dará todos los viernes de temporada.

La invitación es para estudiantes de primaria, secundaria, preparatoria y universitarios, con la posibilidad de interactuar con integrantes de la OSX y el mejor conocimiento de la labor previa a cada una de las audiciones.

El procedimiento es simple. Bastará con que un representante de la institución interesada se comunique a las oficinas de la OSX, especificar el número aproximado de asistentes, grado de estudios de los mismos y el nombre de quien habrá de responsabilizarse de la coordinación en la asistencia el viernes que se le asigne.

Los teléfonos son (228) 8180834 extensión 107, y 8176616 extensión 108. También puede escribir al correo electrónico: osx.sinfonica@gmail.com

El programa

El alemán Carl Maria von Weber (1786-1826) es considerado el más importante compositor para el clarinete después de Mozart, y sus obras para el instrumento fueron producto de una relación amistosa con el clarinetista Heinrich Joseph Bärmann.

El atractivo Concertino para clarinete y orquesta fue estrenado por el propio Bärmann en abril de 1811. Satisfecho del todo por los resultados, Weber escribiría ese mismo año los dos conciertos para clarinete que su catálogo registra.

La música del francés Jacques Ibert (1890-1962) se distingue por una orquestación ingeniosa y temas despojados de complicaciones. Algunas de sus obras más difundidas son los conciertos para distintos instrumentos, entre los que destaca la que se interpretará este fin de semana. Este Concierto para flauta fue escrito en 1935, casi al mismo tiempo que su célebre Concertino da Camera para saxofón y 11 instrumentos.

Por lo que respecta al ruso Alexander Glazunov (1865-1936), es autor de uno de los conciertos más socorridos para saxofón y esta obra fue la penúltima que escribió antes de su muerte, ocurrida en París.

Expatriado voluntariamente de la Unión Soviética en 1928, conoció el auge del instrumento y su obra la dedicó al saxofonista alemán Sigurd Rascher, un personaje a quien varios autores importantes dedicaron partituras. Pese a que fue escrito en un solo movimiento, el Concierto para saxofón de Glazunov contiene secciones contrastantes en Allegro moderato, Andante sostenuto y Allegro final.

Finalmente, el Concierto para violonchelo de Edward Elgar (1857-1934) es una de las obras más notables para el instrumento y sólo comparable a las partituras de Dvorák o Schumann.

Fue escrito a finales de la segunda década del siglo pasado, en 1919; este concierto pasó casi inadvertido para público y crítica hasta que la chelista inglesa Jacqueline du Pré realizó un memorable registro discográfico, en 1965, calificado como antológico por su recreación apasionadamente melancólica. Hoy es parte elemental en el repertorio de todo ejecutante del violonchelo.

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