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MAX digitalizó más de 14 mil piezas prehispánicas

  • Es pionero en el país en poner en línea su catálogo
  • Se trata de un logro de la actual administración universitaria, destacó Sara Ladrón de Guevara, su titular

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Sara Ladrón de Guevara.

Karina de la Paz Reyes

 

La Universidad Veracruzana (UV) es “punta de lanza” a nivel nacional al digitalizar el acervo del Museo de Antropología de Xalapa (MAX) y colocarlo para acceso de todo el mundo de manera gratuita. Se trata, precisamente, de un logro de la actual administración universitaria que cumple cabalmente con propósito de la institución de distribuir socialmente el conocimiento, destacó la directora de dicha entidad académica, Sara Ladrón de Guevara.

“Es el uso de las nuevas tecnologías para el cuidado de nuestras colecciones e incide en la distribución social del conocimiento, porque es un eje institucional muy importante que el conocimiento que se produce en la UV trascienda las fronteras y se ponga al alcance de todos.”

Relató que en los últimos tres años se ha trabajado en el proyecto de digitalización del acervo del MAX, con el financiamiento de la empresa Tenaris-Tamsa, es decir, con recursos externos a la institución.

En la actualidad, un 70 por ciento de las 20 mil obras prehispánicas que alberga la UV están digitalizadas. Se trata de “una acción pionera en los museos de antropología del país. No hay ningún otro museo que tenga en línea su acervo, y nosotros ya lo tenemos”.

Todas las piezas que hay en exhibición en el MAX ya es posible también apreciarlas a través del portal de la UV, para lo cual es necesario ingresar a www.uv.mx/max de ahí al apartado ‘Catálogo’, donde se aprecian las piezas fotografiadas por cada una de sus caras, con información de sus dimensiones, la cultura, procedencia.

A la fecha, se trabaja en la digitalización de las piezas arqueológicas que están en bodega –material restringido a investigadores y estudiantes.

“Cuando alguien tiene un proyecto académico que estudia nuestras colecciones, nos piden el acceso, les damos una clave y pueden ingresar a revisar ese tipo de material”, añadió.

Dicho está de paso, el MAX también ofrece un paseo virtual a través del enlace www.uv.mx/max/recorrido/index.html. Sin embargo, tener acceso a las piezas de manera virtual no sustituye la experiencia personal de visitar un museo, aclaró la entrevistada. “No es un sustituto de la visita, pero sí es una información que se pone al alcance de cualquier persona en el mundo”.

Este año concluye el convenio con la empresa que ha financiado el proyecto, por lo que Ladrón de Guevara consideró de vital importancia que se le dé continuidad y que permanezca el respaldo institucional ante este tipo de acciones de vanguardia.

 

La historia, el acervo

El MAX pertenece a la UV desde 1957. En ese año se creó el Museo, el Instituto y la Escuela de Antropología –que más adelante sería Facultad–; a partir de entonces las colecciones han crecido significativamente.

De manera particular en 1986 se edificó el inmueble que hoy alberga al MAX, lo que favoreció que incrementaran considerablemente las colecciones, por el apoyo del entonces gobernador, Agustín Acosta Lagunes, quien promovió que los municipios de Veracruz dieran en custodia al MAX las piezas arqueológicas que guardaban en las presidencias municipales, escuelas, comisarías ejidales, entre otros lugares.

“Nosotros tenemos aquí una colección con más de 11 mil cédulas de registro ante el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). Esto debe ser un total de 20 mil piezas arqueológicas, porque muchas de estas cédulas son lotes –de las cuales alrededor de mil 500 están en exhibición.”

Por citar algunas piezas emblemáticas, el MAX resguarda la colección de cabezas colosales más grande del mundo –integrada por siete– y al Señor de Las Limas, la obra más grande de piedra verde encontrada, perteneciente a la civilización Olmeca, con información de cuestiones religiosas, considerada por los expertos “una de las más importantes” de esta cultura.

Ladrón de Guevara aclaró que las piezas están en resguardo en el MAX, con el acuerdo del INAH, pues se trata de un patrimonio nacional, pero como Universidad “tenemos la fortuna de conservarlos, resguardarlos y difundirlos aquí”.

Es tal la importancia del acervo que una gran diversidad de piezas ha viajado a distintas partes del país y del mundo –como España, Francia, Alemania, China, Japón, Argentina, Estados Unidos– para participar en exposiciones temporales.

La entrevistada recalcó que cuando se trata de la exhibición de una pieza prehispánica en el extranjero, hay una serie de requisitos que deben cumplirse, como el aval y firma del propio Secretario de Educación Pública del país en turno, en coordinación con el INAH.

“Creo que el periodo prehispánico es una carta de presentación muy hermosa para mostrar cuál es la riqueza cultural de México. Esto se acuerda a nivel de la Presidencia de la República, de las secretarías de Relaciones Exteriores y de Educación Pública, y el INAH se apoya mucho en nuestras colecciones porque son estupendas y de una calidad impecable.”

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La directora del MAX con piezas olmecas.

El MAX inmerso en un mundo académico

Sara Ladrón de Guevara comentó que el INAH siempre ha brindado apoyo al MAX, porque se mantiene como un espacio exitoso gracias al medio académico que lo resguarda.

“El INAH reconoce que la UV es una institución que le da seguimiento a esta protección del patrimonio, y creo que tiene que ver con esa permanencia en un mundo académico. Aquí estamos académicos y estudiantes en formación en la arqueología. Es un medio que no tiene un interés político o comercial, sino el del entender el pasado en nuestro territorio, de difundir el conocimiento.”

El MAX está vinculado a la Facultad de Antropología, particularmente a los estudiantes de la Licenciatura en Arqueología –aunque también de las otras licenciaturas como Antropología, Historia, Idiomas, Artes Plásticas, Teatro–, por lo cual ahí desarrollan su servicio social y trabajos recepcionales.

Además, en los últimos seis años se han realizado alrededor de 15 trabajos recepcionales basados en las colecciones del MAX, indicó la entrevistada.

“La mayoría de las tesis son de Arqueología, pero llaman la atención las que han elaborado estudiantes de Artes Plásticas que las hacen sobre un mural o una restauración.”

Naturalmente, dijo, el MAX brinda el apoyo a académicos e investigadores que encuentran en las colecciones una suerte de biblioteca para las distintas temáticas que estudian.

 

Un espacio recreativo

Entre las múltiples virtudes del MAX, Ladrón de Guevara destacó la siguiente: se dedica a una sola área cultural, que es la costa del Golfo, y todas las piezas que están en exhibición son legítimas y procedentes de sitios arqueológicos del estado.

Además, el MAX permite a sus visitantes conocer un desarrollo cultural que se dio en esta región de Mesoamérica, y que tiene una periodicidad de tres mil años.

“Como en Veracruz se desarrolla la primera civilización mesoamericana –los Olmecas–, tenemos piezas de 1500 antes de Cristo. Enseguida están todas las culturas del centro de Veracruz, que son realmente impresionantes y de una calidad asombrosa en su cerámica, pintura, escultura; finalmente tenemos la sala Huasteca, esta cultura si bien es bastante longeva florece en el posclásico, justo antes de la llegada de los españoles. Entonces tenemos de hasta 1500 después de Cristo”, detalló.

El MAX recibe alrededor de 100 mil visitantes al año, cifra que incluye a quienes visitan las colecciones permanentes y exposiciones temporales: “Es otro de los logros de la actual administración: la importancia que se le ha dado a las exposiciones temporales de artes plásticas de alta calidad. En otros periodos los espacios de exposiciones temporales se tenían un poco desperdiciados, estaban vacíos, y de vez en cuando se montaba una exposición, pero ahora son actividades continuas y la gente viene a nuestros espacios”.

Además, en el auditorio del MAX hay constante actividad artística, cultural y científica; sus hermosos jardines son el agasajo de los visitantes, sobre todo del sector infantil, y la librería que alberga es punto de referencia para los amantes de la literatura y las artesanías tradicionales del país. Todo lo anterior atrae diversos públicos y convierte al Museo en un espacio recreativo y familiar, concluyó.

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