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Observatorio del Agua estudia microcuenca del río Pixquiac

  • Han detectado que existe gran escasez de agua a consecuencia de la contaminación, inadecuado saneamiento y nulo tratamiento de las aguas residuales

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Paola Cortés Pérez

María del Socorro Menchaca Dávila, investigadora de la Universidad Veracruzana (UV) y coordinadora académica del Observatorio del Agua para el Estado de Veracruz “Agua, Bosques, Cuencas y Costas” (ABCC), identificó que en la microcuenca del río Pixquiac existe escasez de agua debido a los problemas de gestión que ponderan de manera significativa la contaminación, lo cual deriva en el inadecuado saneamiento y nulo tratamiento de las aguas residuales generadas en la región.

Lo anterior, como resultado del diseño, desarrollo y aplicación de una metodología para medir el Índice de Escasez del Agua (IEA), misma que fue elaborada por miembros del ABCC, cuya sede es el Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la UV.

El observatorio está integrado por académicos de diversas entidades de todos los campus universitarios, además de que mantiene colaboración con distintas instituciones de educación superior a nivel nacional e internacional.

Entre los proyectos de investigación desarrollados en el ABCC están los siguientes: factor antrópico y servicios ambientales, evaluación de percepción local y política pública, y el IEA.

Índice de Escasez del Agua
Una de las líneas de investigación que se trabaja en el ABCC es la gestión para el manejo integrado de cuencas, específicamente en la microcuenca del río Pixquiac, donde se desarrollan estudios relacionados con el IEA, calidad del agua, percepción local y políticas públicas, así como efectos del factor antrópico en los servicios ambientales de bosques y cuencas hidrológicas.

Se decidió desarrollar en esta región las investigaciones, ya que al ser una zona de bosque mesófilo el ecosistema produce diversos beneficios y/o servicios ambientales tanto para las poblaciones locales como para la ciudad de Xalapa, los cuales están ligados a la disponibilidad y calidad del agua.

“Quisimos medir el IEA en un contexto en donde la disponibilidad por escurrimiento es alta, la microcuenca del río Pixquiac está integrada por los municipios de Perote, Las Vigas, Acajete, Tlalnelhuayocan y Coatepec”, reiteró.

Cabe mencionar que a nivel mundial, México tiene una disponibilidad media, y el estado de Veracruz en el plano nacional tiene un nivel alto de disponibilidad natural de agua dulce.

El IEA, señaló, comprende cinco componentes: ambiente, recurso, usos, acceso y saneamiento, por lo que es “una herramienta útil para la toma de decisiones en materia de gestión y manejo integral del agua, además de que posibilita el diseño de políticas y acciones específicas”.

Explicó que el índice fue estimado mediante procedimientos metodológicos, en donde “ambiente” determina los niveles de intervención humana de la cobertura vegetal o antropización del suelo; “recursos”, la disponibilidad en tanto cantidad y calidad del agua; “usos”, la presión sobre el recurso hídrico (uso consuntivo); “acceso”, la cobertura del servicio de agua entubada; y “saneamiento”, que incluye la cobertura de drenaje y tratamiento de las aguas residuales.

Uno de los datos arrojados por la investigación, adelantó, fue que las fuentes naturales de abastecimiento están contaminadas, lo que reduce la disponibilidad real del agua y su consumo implica riesgos de salud para la población al no cumplir con los estándares de calidad, entre otros aspectos. La falta de infraestructura de drenaje y tratamiento de aguas residuales municipales e industriales, contribuye a que la contaminación persista en toda esta zona.

Según el informe del Proyecto de Perspectivas del Medio Ambiente Mundial (GEO-4) realizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, para 2025, mil 800 millones de personas en todo el mundo vivirán en escasez absoluta de agua y dos tercios de las personas podrían estar afectadas por el estrés hídrico.

Factor antrópico y servicios ambientales
La investigadora explicó que también se ha diseñado, desarrollado e implementado una metodología, cuyo propósito es determinar cuáles son las afectaciones del factor antrópico de los usuarios del agua en los servicios ambientales que prestan los ecosistemas de la microcuenca del Pixquiac; además, evaluar el nivel de los efectos de las actividades humanas (factor antrópico) en los múltiples servicios ambientales de cuencas hidrológicas y bosques.

Esta metodología permitió detectar que en la zona alta de la microcuenca los factores antrópicos son la aplicación de agroquímicos, el método de laboreo, la tala inmoderada y la extracción de agua para otras localidades. En la zona media son la siembra de cultivos, explotación de bosques madereros y/o la tala inmoderada, redes de distribución y extracción de agua con fines domésticos.

Mientras que en la zona baja son la siembra de cultivos y la aplicación de agroquímicos; la modificación del patrón de la corriente superficial para la acuacultura; la descarga de aguas residuales con alto contenido de materia orgánica; redes de distribución; concesiones y drenaje para el servicio doméstico y, principalmente, la descarga de aguas con residuos tóxicos de origen industrial.

Menchaca Dávila dijo que es importante considerar la información anterior, a fin de implementar estrategias y acciones para su mitigación, así como la aplicación rigurosa del marco regulatorio correspondiente, la adecuación de normas que protejan los ecosistemas y sus servicios ambientales, entre otros.

Evaluación de percepción local y política pública
Uno de los elementos fundamentales para el ABCC, mencionó la académica, es el seguimiento y evaluación de las políticas públicas, porque en México no se tiene esa cultura, es decir, se desarrollan las estrategias y acciones, pero no evaluamos los resultados.

En relación con esto, expuso que en el observatorio registran qué políticas, estrategias y acciones desarrollan los gobiernos federal, estatal y municipal, para ser comparadas con la percepción local que tienen los habitantes al respecto.

Las políticas públicas, agregó, deben garantizar los niveles mínimos de bienestar por medio del acceso al agua en cantidad y calidad suficiente, así como los servicios de saneamiento para toda la población; para ello “es urgente que se registre y analice la presencia de compuestos orgánicos y de materiales pesados relacionados con la calidad del agua en la microcuenca”.

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