Artículo del Rector

Sobre el futuro de la educación superior

 Raúl Arias Lovillo
 
En el futuro de la educación superior los escenarios y los temas de discusión son tan numerosos como complejos.
 
Se pueden mencionar desde el problema de aumentar la cobertura, las asimetrías entre las instituciones, el concepto y las diferentes visiones sobre la calidad de los programas universitarios hasta  los problemas del financiamiento o de la autonomía.
 
En esta ocasión me referiré a dos temas que servirán de base para plantear la que me parece es una tesis particularmente importante para el futuro de la investigación en ciencia, tecnología e innovación y en la formación de recursos humanos: 1) la imperiosa necesidad de articular el sistema de educación superior (SES) nacional; y 2) la necesidad de que el SES contribuya a crear programas para que la academia incida de manera significativa en lo relativo a las competencias laborales con el sector de jóvenes mexicanos que están fuera de la academia, los cuales son muchos más que los que tienen el privilegio de acudir a las aulas.
 
La aceleración y forma de avance del conocimiento
No tiene sentido continuar organizando y gestionando el conocimiento en las instituciones de educación superior (IES) como lo hacemos actualmente en la inmensa mayoría de las universidades de América Latina.
 
Nuestra actual organización por carreras, especializadas en una disciplina particular que enseñan los profesores mediante un conjunto de asignaturas, resulta sumamente lejana con la velocidad de crecimiento y las transformaciones en la generación del conocimiento. En múltiples disciplinas, de continuar por el camino que hemos andado desde el último tercio del siglo XIX, los contenidos que un profesor transmite pueden tener muy pronto una muy alta probabilidad de convertirse en obsoletos.
 
En el mundo actual los cambios se suceden velozmente y ello presiona a las sociedades a operar cambios coherentes en las instituciones económicas, políticas y en las formas de gobierno. Los países líderes transforman sus estructuras económicas y sociales y, con ellas, sus formas de organización de la generación y socialización del conocimiento.
 
En la actualidad no solamente las ciencias básicas, las aplicadas y las tecnologías marchan separadas como ocurría hace un siglo, sino que hay ahora una gran integración profunda desde el conocimiento científico básico hasta su aplicación tecnológica en el mundo natural o social. Y no es sólo que desde la ciencia básica hasta la aplicación tecnológica constituyan ahora una sola vía continua –o un track, como suele ser referido comúnmente–, sino que, además, muchas disciplinas –antiguas o recientes– han dejado de marchar separadas; hoy la inter y la transdisciplina hacen que muchas de ellas marchen juntas, en una gran diversidad de los procesos de nuestros días, en las ciencias de la naturaleza, como en las de la sociedad.
 
Un número ya significativo de IES del mundo desarrollado se desenvuelven y organizan y gestionan el conocimiento de cara a esta realidad. Es ello lo que conforma la sociedad y la economía del conocimiento.
 
Para que el SES de nuestro país alcance esa meta tenemos que investigar mucho sobre los caminos que hemos de recorrer para alcanzar esas transformaciones. Tenemos, por ejemplo, que lograr que los profesores sepan cómo centrar la enseñanza en el estudiante,cómo elaborar un sistema de créditos que haga el recuento de lo que trabaja el estudiante, y no atribuyamos al alumno las horas de clase del profesor.
 
Tenemos necesidad de llevar a cabo cambios curriculares profundos y cambios en su organización. Internarnos en la inter y la transdisciplina. Evaluar a los estudiantes con el propósito de detectar dónde tenemos que hacer más cambios en los contenidos y la organización curricular.
 
El mercado laboral mexicano de los profesionistas
El segundo tema alude a algunos rasgos del mercado laboral mexicano de los profesionistas. Lo que ocurre ante nuestros ojos en esta materia es un drama que el SES tiene que corregir en el menor plazo posible. Requerimos una gran reforma de largo plazo de la educación superior, similar a la del Proceso de Bolonia, adaptada a las condiciones históricas de México conjuntamente con todos los titulares de las IES.
 
Es preciso organizar un real sistema de educación superior porque lo que hoy tenemos no es un sistema, sino una gran aglomeración de IES, desvinculadas entre sí.
 
Pondré un ejemplo. Actualmente egresan alrededor de 260 mil profesionistas que buscan incorporarse al mercado de trabajo. Adicionalmente, estos egresados no tienen relación alguna con ningún proyecto de largo plazo para el desarrollo del país. Esta realidad parece indicar que un mecanismo de coordinación de las autonomías universitarias es una necesidad imperiosa, a efecto de empezar a hablar de un sistema de educación superior.
 
En principio, me parece necesario crear en la ANUIES un cuerpo colegiado conformado por un grupo de seis rectores que conformen una comisión de planeación del SES, apoyados por los técnicos de la propia ANUIES.
 
Es claro que la primera tarea que deben llevar a cabo es la planeación de la oferta educativa nacional, a efecto de empezar a resolver el grave problema que tiene lugar en el mercado laboral de profesionistas del país.
 
Vendría después la planeación de cada una de las piezas de la reforma del paradigma educativo del país. En un sistema así, en algún momento sería necesaria la libre circulación de estudiantes y profesores entre las IES, bajo las reglas del sistema mismo. En un sistema así sería preciso el reconocimiento mutuo de créditos entre las IES, así como lo que suele llamarse doble titulación.
 
Por su parte, los gobiernos deben invertir en bienes públicos y sociales y establecer sistemas de apoyo, de educación, de formación, de capacitación y de desarrollo de conocimientos técnicos y profesionales.
 
En otros términos, esos cambios conllevarán la necesidad de continuar con la ampliación y profundización de la sociedad y la economía del conocimiento.
 
Para concluir, debo mencionar que las transformaciones que están en pleno desarrollo en las grandes potencias son un reto aún mayor para los países emergentes, puesto que van más atrás en sus proyectos educativos de todos los niveles, y el caso es todavía más grave para los países más pobres.
 
El planteamiento es que en la medida en que se amplíen las competencias técnicas laborales en este grupo social habrá más posibilidad de aumentar sus ingresos, cerrar brechas con quienes tuvieron el privilegio de acudir a las aulas universitarias y, más aún, de aumentar la productividad general de la sociedad mexicana.
 
Pero todavía más, tendremos mejores condiciones para impedir que este grupo social derive en conductas antisociales.