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Universidades deben dejar de ser monasterios: Alberto Arenas

  • La apuesta del académico de la Universidad de Arizona es la decolonización educativa y las economías biorregionales

Alberto Arenas-5Alberto Arenas, profesor de Educación Ambiental
para la Sustentabilidad en la Universidad de Arizona
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Karina de la Paz Reyes

 

El origen de la universidad moderna está en los monasterios medievales, esas casas establecidas fuera de los poblados donde vive una comunidad de monjes, y aún no se ha roto el molde, pues la academia produce y publica con una insuficiente incidencia en su entorno social, comentó el colombiano Alberto Arenas, en entrevista para Universo.

Arenas es profesor de Educación Ambiental para la Sustentabilidad en la Universidad de Arizona. Su investigación se centra en la creación de una pedagogía para la sustentabilidad que tiene como ejes centrales la decolonización educativa, la educación productiva y la recuperación de conocimientos vernáculos no mercantilizados.

El especialista en educación ambiental también fue profesor en la Universidad de Massachusetts, en el Centro de Educación Internacional y en 2013-2014 fue investigador Fulbright en México.

 

¿Qué es la decolonización educativa?

El tipo de escuela que tenemos en México y todos los demás países fue implantado de Europa en el siglo XIX y se masificó en el XX y XXI. Responde a una realidad muy diferente a la latinoamericana, donde se ha fragmentado el conocimiento, donde tienes diferentes materias (las ciencias naturales por un lado, las sociales y las artes por otro) y esa fragmentación ha impedido que entendamos mejor los problemas que aquejan a nuestras comunidades.

Al mismo tiempo que eso ha pasado –esa implantación de conocimientos que muchas veces son ajenos a nuestras realidades cotidianas– hay todo un vastísimo conocimiento de saberes locales que sí pueden ser altamente efectivos para problemas que nos aquejan.

Por ejemplo, la herbolaria ha sido trabajada de manera pausada a través de los siglos, podría ayudar a que las comunidades pobres sean mucho más autosustentables, que no dependan de la farmacia alopática local para comprar un analgésico, sino que usen plantas que ellos mismos han cultivado, que sepan preparar y que, en consecuencia, utilicen.

Eso sí responde a una realidad local, con un conocimiento local que fue forjado ya sea por sus ancestros o por personas que han vivido en esas tierras por milenios.

 

¿También se puede aplicar para la elaboración de la ropa, zapatos, utensilios u otros insumos?

Correcto. Yo creo que la milpa es un excelente ejemplo de eso. En diferentes partes de México se práctica la milpa, que es un modelo de agroecología absolutamente sustentable si se hace de una manera correcta, que poco a poco se está acabando debido a la importación de maíz de Estados Unidos o la misma producción industrial en gran escala acá, en México.

Todo eso hace que la milpa ya no sea un modelo de agroecología sustentable, ya que se produce y se vende menos y no tiene la capacidad de distribución de las grandes compañías de maíz. Entonces sí, se puede utilizar para productos agrícolas y todo tipo de productos, siempre y cuando tenga una producción sustentable y ecológica.

 

¿Cuál es la importancia de aplicar los conocimientos vernáculos en la educación para la sustentabilidad?

En general lo que se busca son economías biorregionales, en vez de pensar en economías de nación-Estado, en economías globalizadas, lo que se busca es proteger la biorregión.

¿Qué quiere decir eso? Que la biorregión tiene características donde hay ciertos productos que se producen de manera nativa. Las personas que conocen cómo tratar esos productos son las locales.

Mientras más dependamos para los productos básicos, para las necesidades básicas, de cosas que se producen en China, en Estados Unidos o en países muy lejanos, más difícil se vuelve nuestra autodeterminación.

La idea es crear economías biorregionales donde, por lo menos, las necesidades básicas puedan ser satisfechas a nivel local.

 

¿Su apuesta personal es abatir el pronóstico de que para 2025 el 60 por ciento de la población estará concentrado en zonas urbanas?

Creo que ese proceso es inevitable infelizmente, tal vez lo que sí podamos hacer es que para el 2100 ya no sea el 80 por ciento de la población mundial en las urbes.

La tecnología nos lo puede facilitar en gran medida, yo puedo trabajar desde mi casa, tal vez en un lugar aislado, gracias a la conectividad de Internet, sin tener que desplazarme a una gran ciudad.

 

¿En el exterior, cómo se percibe el trabajo que realiza México en materia de educación para la sustentabilidad?

México hoy por hoy produce grandes intelectuales que sobre todo cuando son traducidos al inglés (en países anglosajones como Inglaterra, Canadá, Estados Unidos, Australia) son leídos. Personas como Enrique Leff, Édgar González Gaudiano (que su trabajo es magnífico a nivel de la educación ambiental y la sustentabilidad), están aportando no sólo a México, sino al mundo con sus ideas.

 

¿Qué importancia tiene la aportación de las universidades, si muchas veces son vistas como burbujas, pues discuten en salones y no trascienden a las comunidades?

Es grave porque hemos creado estas torres de cristal, estas torres de marfil que poco están incidiendo en el día a día de las comunidades.

 

¿Entonces no es un problema que aqueje sólo a México?

No, para nada. Es un problema que aqueja el concepto universitario. La idea de que vivimos vidas monásticas, de ahí surge la universidad moderna realmente, de los monasterios medievales; y la producción intelectual que se crea, que se genera en estas universidades, estamos muy atrasados en que nos aseguremos que llegue directamente a las poblaciones más necesitadas.

En parte tiene que ver la forma en como somos premiados los académicos. Sobre todo en un país como México, donde al académico se le premia por puntos, mientras más publica, mayor es su salario.

Eso quiere decir que la publicación es un trabajo solitario, es un trabajo que es ajeno al mundo exterior, donde te pasas horas y horas sentado leyendo y escribiendo. Eso no ayuda realmente, no ayuda.

Yo doy el ejemplo de la herbolaria, porque se ha creado de manera colectiva, siendo que los premios que dentro de las universidades se otorgan son de manera individual.

El doctorado es un perfecto ejemplo, pues sólo se premia al investigador, no a una colectividad de investigadores, y eso considero que es un error fundamental.

 

¿Ese problema es exclusivo de México?

No. Está afectando mucho a países latinoamericanos, en Estados Unidos no es así. Allá un académico recibe un salario base, que es relativamente bueno, y no te pagan por publicación. Acá sí te pagan por publicación, entonces termina por haber una perversidad de la cantidad de publicaciones, en vez de calidad.

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