- Participan profesores y estudiantes de Biología
- Sólo uno por ciento de las especies están invadidas por parásitos, lo que indica que no son altos los niveles de contaminación
- Un grupo de estudiantes toma muestras en tres puntos distintos del río Pixquiac, para determinar el nivel de contaminación
Paola Cortés Pérez
Cada semestre, Elizabeth Valero Pacheco y Clementina Barrera Bernal, profesoras de la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (UV), apoyadas por sus estudiantes, investigan el tipo de organismos que habitan en el Paseo Los Lagos y han encontrado que sólo uno por ciento de las especies están invadidas por parásitos, lo que indica que no son altos los niveles de contaminación.
Para realizar este trabajo enumeraron del uno al seis los lagos que conforman dicho paseo; inician en la Casa del Lago UV y concluyen en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI).
Valero Pacheco especificó que se dedica a analizar únicamente la fauna; para ello, junto con los estudiantes, toma muestras de todos los organismos vertebrados extrae los intestinos y realiza análisis estomacales para determinar qué comen, cómo están, si tienen o no parásitos, “comprobamos en qué etapa están, si son larvas, jóvenes o adultos”.
También han examinado la calidad del agua y encontraron que sólo en el Lago 3 (o Lago de los Patos) hay un alto nivel de coliformes, bacterias producidas por el desecho de aguas residuales, así como por el hacinamiento y las heces de las aves que ahí viven.
“En el resto de los lagos sólo hay agua corriente, que se puede usar para lanchitas y otro tipo de entretenimiento, mas no es recomendable sumergirse en ella ni beberla. La contaminación no es tan grave, prueba de ello es que coexisten muchas especies de peces en ellos.”
Además, compartió, revisaron los cuerpos de agua para la localización de organismos invertebrados, como las algas microscópicas y los parásitos, “es importante estudiarlos porque de ellos depende la supervivencia de otros organismos, todo en la naturaleza está conectado entre sí”.
Profesores y docentes de la Facultad de
Biología analizan la calidad del agua del Paseo Los Lagos.
Hasta el momento, informó, han sido identificadas ocho especies de peces y la gran mayoría son de la especie conocida tilapias, son organismos híbridos creados en laboratorio y para los cultivos.
Especificó que las primeras tilapias fueron traídas de África y en el laboratorio fueron manipuladas genéticamente para ser más grandes, gordos, fuertes y de rápida reproducción, para que el cultivador invierta menos recursos económicos.
“De alguna manera han llegado a los cuerpos de agua, ya sean artificiales o de la costa, convirtiéndose en un serio problema, porque es una especie muy fuerte que está desplazando a las nativas.”
Lo cierto, destacó, es que en el Paseo Los Lagos han encontrado que sólo uno por ciento de los organismos está invadido de parásitos, a pesar de que pareciera que el agua está muy contaminada.
“Lo que hemos visto es que las personas les arrojan comida y esto sólo los perjudica, encontramos a un pez con una tira de plástico encarnada en todo el tracto digestivo, esto ocasionó que absorbiera menos nutrientes y sus defensas contra los parásitos se debilitaron.”
Estudiaron los cuerpos de agua para localizar
organismos invertebrados, como las algas microscópicas.
La reproducción de los peces
Elizabeth Valero explicó que el cambio en la calidad del agua se refleja inmediatamente en las especies, como sucede en un tipo de pez que está presente en todos los cuerpos de agua del Paseo Los Lagos.
Describió que el tamaño promedio de este pez alcanza entre 30 y 35 centímetros, sin embargo los organismos que habitan los Lagos 2 y 3 apenas alcanzan los 15 centímetros, pero las hembras ya están maduras sexualmente.
“Este hallazgo es interesante, porque cuando una especie se ve en peligro lo primero que se dispara como mecanismo de defensa es la reproducción, es decir, reproducirse para dejar descendencia fértil. En los otros lados esta especie alcanza los 30 centímetros y no están maduros sexualmente.”
Lo que nos dice este resultado, especificó, es que estos peces están maduros antes de ser adultos a fin de reproducirse y dejar descendencia fértil, ya que se sienten en peligro por la contaminación en estos lagos, “las hembras se ven forzadas a gastar toda su energía en la reproducción antes que en el crecimiento”.
Este mecanismo de defensa, afirmó Valero Pacheco, también está presente en la especie humana, “sólo que aseguramos que no nos vemos afectados por la contaminación porque no nos salen granos u otro tipo de brotes”.
Ejemplificó: “Hace más de 30 años, las generaciones alcanzaban la madurez sexual entre los 13 o 14 años y una niña que tuviera su primera menstruación a los 11 años era precoz, y tardía cuando la tenía a los 16 años. Ahora las generaciones tienen por primera vez su menstruación a los 11 años, es precoz cuando la tienen a los siete años y tardía a los 14”.
Entonces, concluyó que la contaminación generada por todas las actividades humanas no sólo afecta a una especie sino a todos los seres vivos; “que no sea palpable porque no tenemos tres ojos, no quiere decir que no nos afecte”. Añadió que las consecuencias se reflejan en el decremento de la edad para alcanzar la madurez sexual, “esto quiere decir que la especie se ve amenazada y se dispara el mecanismo de supervivencia, que es reproducirse lo más rápido posible para dejar descendencia fértil”.
El Lago de los Patos registra altos niveles de contaminación.
Investigación en el río Pixquiac
Una reciente investigación en la que participan estudiantes universitarios está relacionada con el río Pixquiac, consiste en tomar muestras en tres puntos distintos del afluente: en la parte alta, donde el agua es muy limpia; la parte intermedia, donde han detectado varias conexiones que descargan aguas residuales, y la parte baja, casi llegando La Pitaya, donde también hay conexiones de drenaje.
La intención de la toma de muestras, detalló, es identificar los organismos invertebrados que habitan en la superficie del agua pues algunos son muy sensibles a la contaminación, por lo que son considerados bioindicadores de la calidad del agua.
“Por ejemplo, las libélulas son ese tipo de bioindicadores; cuando encontramos larvas de libélulas en el agua quiere decir que está limpia, porque son organismos muy sensibles a las aguas contaminadas.”
Afortunadamente, apuntó, en el río Pixquiac aún hay de este tipo y eso significa que no tiene niveles altos de contaminación, aunque falta corroborar estos datos con más pruebas.
Elizabeth Valero Pacheco es profesora de tiempo completo en la Facultad de Biología de la UV, campus Xalapa, donde imparte las experiencias educativas Zoología I y Zoología II. Su línea de investigación es “Ecología costera”, en especialidad con organismos marinos vertebrados e invertebrados.
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